Odontologos de Hoy

AUTORES:
María José Solera Piña
Javier Sanz Serrulla
Andrea Santamaría Laorden
Manuela Escorial García

Conjunto de fracturas de los huesos de la porción media de la cara, caracterizadas por seguir un plano transverso, que van generalmente acompañadas de hemorragia subconjuntival, hiperestesia, equimosis o hematoma facial, signos/síntomas oculares, maloclusión y alteraciones en la movilidad del complejo maxilar.,

Existen tres tipos:
• Le Fort I: ocurre a nivel bilateral de los maxilares superiores, con interlínea horizontal que pasa por el ápice de los dientes de la arcada superior. La bóveda palatina se torna móvil. Dice Le Fort que están producidas por choques antero-posteriores en el labio superior o laterales en la parte inferior de la mandíbula.
• Le Fort II: se extiende a través de la columna ósea naso-frontal, pared medial de la órbita a través del anillo infraorbitario y a través de la articulación zigomático-maxilar., El dorso nasal, el paladar y la porción media del anillo infraorbitario se tornan móviles. Dice Le Fort que se observa la separación de la parte media de la cara después de los choques en la parte delantera o inferior, en el borde alveolar superior o incluso en el mentón. En este caso se respetan los huesos malares.
• Le Fort III: separa el cráneo de la cara. Las suturas fronto-cigomático-maxilar, fronto-maxilar y fronto-nasal son eccionadas.
La cara entera se puede separar del cráneo., Dice Le Fort que son traumatismos que llevan al nivel de los huesos malares que producen la separación de la cara y el cráneo, la violencia es antero-posterior o lateral, el efecto es el mismo y la línea de separación de cráneo y cara idéntica.,

Aparición y actualidad
En el año de 1900, René Le Fort presentó bajo el título de «Fractures de la machoire supérieure” en la Section de Chirurgie Générale del «XIII Congrès International de Medecine” celebrado en París, los resultados de sus investigaciones sobre las fracturas en el maxilar superior, con una experiencia de alrededor de 40 casos., Todos los golpes ejecutados por él se llevaron a cabo de un modo violento y con una metodología bastante rudimentaria: impactos con bloques de madera, contra el borde de una mesa de mármol, aplastamientos en una abrazadera, golpes con el talón de un zapato o con piezas de hierro. El análisis posterior de las fracturas se llevó a cabo por inspección directa retirando previamente las partes blandas., Con la información obtenida de los experimentos, Le Fort describió «tres líneas de fragilidad ósea” que corresponden a los tres trayectos de fracturas que llevan su nombre:

En la sesión de la mañana del sábado 4 de agosto de dicho año, explicó el comportamiento de la mayor parte de los traumatismos faciales, reconociendo como el más frecuente la fractura transversal de Guérin.,

Un año más tarde este trabajo sería publicado en la «Revue de Chirurgie” con el título de Études expérimentales sur les fractures de la machoire supérieure

En la mayoría de los casos las fracturas de Le Fort son consecutivas a un fuerte impacto accidental: choques de tráfico,
caídas, etc., pero en ocasiones se realizan de manera terapéutica en el ámbito de la cirugía ortognática para el tratamiento de maloclusiones dento-faciales y fracturas., Esta aplicación clínica se designa con una variante eponímica basada en la misma clasificación de las fracturas: las «osteotomías de Le Fort I, II y III”.

Los epónimos fracturas y osteotomías de Le Fort aparecen recurrentemente en la literatura científica actual, conservando su
vigencia. Existe un fenómeno de sinonimia entre la fractura Le Fort I y la fractura de Guérin, pues ambos epónimos describen la misma realidad clínica pero es el epónimo de Le Fort el que se utiliza más habitualmente.,

Una de sus mayores ventajas es que facilitan la comunicación entre pares ya que permiten una economía en el lenguaje muy
eficaz. Por este motivo son difícilmente reemplazables por otros términos más descriptivos. En 1993, Marciani propuso una nueva clasificación de fracturas de Le Fort que incluía subdivisiones para los tipos I, II y III y añadía una nueva fractura de tipo IV con afectación de la base del cráneo.

Bibliografía

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