Se analizaron ochenta y nueve casos de ruptura del útero grávido ocurridos en un período de 15 años con 77.133 partos. La incidencia global de ruptura del útero fue de 1 por 866 partos. Los pacientes se dividieron en dos grupos, aquellos con un útero cicatrizado (47) y aquellos con un útero sin cicatrices (42). Se observaron diferencias claras en términos de paridad, edad, etiología y patogénesis, cuadro clínico, patología, tipo de cirugía y desenlace entre los dos grupos., La más pronunciada fue la diferencia en los síntomas y signos. La sensibilidad abdominal inferior (38,2%) y la exploración vaginal después del parto (44,6%) fueron las características clínicas en el grupo de útero con cicatrices, en comparación con el shock (33,3%), el sangrado uterino (30,9%) y el dolor abdominal intenso (23,8%) en el grupo sin cicatrices. Además, la cirugía conservadora fue posible en el 72,3% del grupo con cicatrices frente al 14,3% en el otro grupo. Se observó una mortalidad materna del 5,6% y una mortalidad fetal del 52,8%. Todas las muertes maternas y el 71,4% de las pérdidas fetales ocurrieron en el grupo sin cicatrices., Afortunadamente, el número de rupturas disminuyó claramente durante el período de estudio, y además la relación entre las rupturas espontáneas y traumáticas de un útero sin cicatrices y las rupturas de un útero cicatrizado aumentó.