¿En qué consiste el tratamiento?
Los tratamientos más empleados son dos: las exfoliaciones químicas y la laserterapia. El primero consiste en aplicar una solución ácida en la zona afectada para eliminar capas superficiales. Estos productos químicos generan ampollas en la piel y, por último, la exfoliación, apareciendo por debajo una piel nueva, uniforme. El segundo es la laserterapia., Tiene casi el mismo efecto que el primero pero es más precisa, ya que el dermatólogo tiene mayor control en el tratamiento. Es una técnica que permite «disparar” las zonas afectadas con luz de alta intensidad. Hay tratamientos más ligeros, que actúan solo en la epidermis cutánea o capa superficial, y otros más intensos que penetran en las capas más profundas.
No obstante, estos tratamientos, a pesar de ser los más empleado nunca están exentos de ser ligeramente invasivos para la piel, y más dependiendo de cada tipo de piel., Esto hace que puedan irritar, inflamar o quemar la piel, lo que supone una hiperpigmentación postinflamatoria. Hay otros tratamientos que han ido surgiendo en los últimos años: hidroquinona, arbutina, ácido kójico, derivados de la vitamina C, derivados de ácido retinoico, ácido azelaico o el B-resorcinol o butilresorcinol, así como el aceite de jojoba, el zumo de limón o la ingesta de una dieta sin azúcar, que son factores eficaces ante la hiperpigmentación.