en un periodo de 5 años se diagnosticaron 38 casos de ventriculomegalia fetal en el Queen’s Medical Centre, Nottingham. Hubo 12 casos de espina bífida y todas las pacientes optaron por la interrupción del embarazo. Hubo 15 casos de ventriculomegalia aislada que comprendían siete casos de estenosis del acueducto, cuatro anomalías del cuerpo calloso, un quiste del tabique pelucidal del cavum, un caso de porencefalia y dos casos de dilatación ventricular lateral leve., Los fetos de este grupo tuvieron un resultado relativamente bueno, con cinco bebés que mostraron un desarrollo normal, tres con un retraso leve en el desarrollo y uno con un retraso moderado en el desarrollo. Hubo un mortinato y cinco pacientes optaron por la interrupción del embarazo. Se observaron anormalidades asociadas en siete casos y estas tuvieron un mal pronóstico con un feto nacido muerto, una muerte neonatal y tres pacientes optaron por la interrupción del embarazo. Dos bebés eran nacidos vivos, uno tiene un retraso grave en el desarrollo y el otro es normal., Los cuatro casos restantes incluyeron dos síndrome de Dandy Walker, un tumor cerebral y un caso de hemorragia subdural. Hubo tres interrupciones del embarazo y un mortinato en este grupo. El desenlace de la ventriculomegalia fetal depende de la presencia de anomalías asociadas que conllevan un mal pronóstico. También depende del momento del diagnóstico, ya que la mayoría de las pacientes optarán por la interrupción del embarazo si el diagnóstico se realiza antes de las 24 semanas de gestación., Una revisión de la literatura revela que, excluyendo las terminaciones, los fetos con ventriculomegalia aislada tienen un 80% de probabilidad de supervivencia y un 50% de probabilidad de desarrollo normal.