Los Gaiteros de San Jacinto cortesía del artista hide caption
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ya sea que estés en una tienda de conveniencia en Ushuaia, el extremo sur de Argentina, la ciudad de México o el Este de Los Ángeles, es probable que escuches cumbia a todo volumen desde un estéreo., En América Latina, ningún estilo musical ha sido tan extendido, unificador y, yo diría, incomprendido como la cumbia.
Gustavo Cordera, del grupo de rock argentino la Bersuit Vergarabat, dijo una vez en una entrevista: «el rock latino siente celos de la música cumbia.»Estaba en algo: La Cumbia es la columna vertebral musical del continente. La primera vez que realmente escuché cumbia, cuando era adolescente, fue como correr mis propios dedos por la columna vertebral de mi identidad. Estas vértebras, alineadas en un ritmo de 2/4, siempre habían estado allí; eran duras e inamovibles. Cumbia., Y otra cosa que no podría definir hasta dejar mi país: Latinidad. Latín.
le pregunté al co-presentador Félix Contreras cuando se enamoró de la cumbia; si la rechazó y volvió a ella. Dijo que siempre fue parte de él, a través de sus padres. En cada fiesta y reunión, estaba allí, a todo volumen, a veces en el fondo, a veces disfrutado en la canción y la danza. Felix y yo somos muy diferentes-estamos muy separados en origen, cultura y generación – pero nuestra columna vertebral musical es la misma.
grabado en cada vértebra de la cumbia está la historia de la propia América Latina., Traído a Colombia alrededor de la época en que se convirtió en una colonia española, fue fuertemente influenciado por los instrumentos de las tribus nativas, como las flautas de gaita y las guacharacas. Su mezcla se extendió por toda América Latina; en el programa de esta semana, recibimos la visita de Eduardo Díaz, director del Smithsonian Latino Center, quien nos cuenta, entre otras cosas, cómo la cumbia fue traída a México y cultivada como parte de la identidad mexicana.,
La Cumbia es uno de los sonidos de México hoy en día, pero no siempre fue así: se necesitó un músico colombiano estelar que apareciera con una maleta llena de melodías y beats. Luis Carlos Meyer Castandet se trasladó a México, donde trabajó con el director de orquesta Rafael de Paz. En los años 50, grabó lo que muchos piensan que fue la primera cumbia grabada fuera de Colombia, La Cumbia Cienaguera.
una de las teorías que hemos escuchado sobre por qué la cumbia es tan popular es que es un paso de baile bastante simple y directo, a diferencia de la música de salsa, que es más intrincada y difícil de dominar., Díaz nos explicó que el paso básico de la cumbia se originó porque cuando nació la música en sí, los esclavos tenían sus piernas encadenadas y era posible un movimiento muy mínimo.
La Cumbia renació en Perú en los años 70, conocida como chicha o cumbia psicodélica, se podía escuchar en los pueblos de la Amazonía que perforaban petróleo. Estas empresas reunían a trabajadores petroleros peruanos y empresarios estadounidenses. También enfrentó la cumbia contra el rock, especialmente el surf-rock.
Cuando era niño a finales de los 90, la economía Argentina estaba en auge y nos encontramos con una ola de inmigrantes peruanos y Bolivianos., Crecí en un barrio de inmigrantes, y recuerdo pasar por delante de las casas que florecían cumbia, pero lo ignoré; francamente, traté de ignorarlas. Pero ¿quién soy yo para no mirar directamente a los ojos de mi propia fealdad, en lugar de renegar de ella? Para ser honesto, estaba demasiado ocupado tratando de ser cool (léase: no latín). No estaba en mi mejor interés social preadolescente siquiera dejar que se supiera entre mis compañeros de escuela (a cuya clase social aspiraba a pertenecer algún día) que provenía de un barrio donde incluso se podía escuchar cumbia en las calles.,
y luego, cuando mi yo comenzó a enredarse en el lío que es la pubertad, el país comenzó a desmoronarse en un caos violento. En algún lugar perdido en aquellos días cuando sentí por primera vez el contorno de los senos, escuché cumbia por primera vez. Realmente escuché. Era un nuevo brebaje llamado cumbia villera, una versión picada, atornillada y ralentizada de la cumbia peruana. Mi cuerpo sólo sabía cómo moverse a ella. Y estos músicos cantaron lo que pocos periodistas y políticos se atrevieron a decir, pero todos sabían: las cosas se están desmoronando aquí., Tuve curiosidad y empecé a escuchar otros tipos de cumbia, también, y luego otra música folk, y rock latino. Tenía mucho sentido para mí-y para mi cuerpo, a pesar de que ni siquiera sabía que lo que estaba sintiendo eran siglos de ADN musical. A pesar de que todavía no había descubierto que heredas tus peleas, y no puedes renegar de tus ancestros, lo sentí. Sentí mi columna vertebral.
no importa si entran a una tienda en Ushuaia, en el extremo sur de Argentina, o en la ciudad de México o en el este de Los Ángeles, es probable que escuchen una cumbia sonando a todo volumen., En América Latina no hay estilo musical más difundido, unificante y, yo diría, más incomprendido que la cumbia. Gustavo Cordera, del grupo de rock argentino La Bersuit Vergarabat, alguna vez dijo en una entrevista que: «el rock latino se siente celoso de la cumbia». Y no le faltaba razón, pues la cumbia es la columna vertebral musical del continente.
La primera vez que escuché de verdad una cumbia era adolescente y me pareció como recorrer con mis dedos cada vértebra de mi identidad. Estas vértebras, alineadas a ritmo de 2 por 4, siempre habían estado presentes, sólidas e inamovibles., Era La Cumbia y algo más que no podría definir sino hasta que dejé mi país: mi latinidad.
Mi colega en Alt.Latino, Félix Contreras cuenta que la cumbia siempre fue parte de la variedad musical durante su niñez y adolescencia en los años 60 y 70. La cumbia se escuchaba en todas las fiestas y las reuniones, a veces como protagonista a todo volumen y a veces como música de fondo o de gozo para su mamá o sus tías., Sin embargo, como lo cuenta en el programa de esta semana, no fue sino hasta que la banda de rock chicano Los Lobos reclamó la cumbia de la generación de sus padres que Félix entendió que reflejaba más acerca de él mismo de lo que pensaba.
Félix y yo somos muy diferentes y lejanos tanto en términos de origen como de cultura y generación, pero nuestra columna vertebral musical es la misma.,
Grabada en cada vértebra de la cumbia se encuentra la historia misma de América Latina, la cumbia llega a Colombia durante la Colonia española, intensamente influenciada por los instrumentos de las etnias locales, como las gaitas y las guacharacas. Su paso se extendió como fuego en toda la región y, esta semana, Eduardo Díaz, director del Centro Latino del Smithsonian, nos cuenta cómo, entre otras cosas, llegó la cumbia a México y se cultivó hasta llegar a formar parte de la identidad de este país. La cumbia es uno de los sonidos del México de hoy, pero no fue siempre así., Fue necesario que se presentara un músico colombiano estelar con un maletín lleno de canciones y ritmos. Luis Carlos Meyer Castandet emigró a México, donde trabajó con el director de orquesta Rafael de la Paz. En los años 50 grabó lo que mucha gente considera la primera cumbia grabada fuera de Colombia, La cumbia cienaguera.
Una de las teorías que escuchamos acerca de por qué es tan popular la cumbia es la sencillez de su paso al bailar (a diferencia de la salsa, que es más intrincada y difícil de dominar., Díaz nos explicó que el paso básico de la cumbia tiene su origen con el nacimiento mismo de la música, cuando los esclavos tenían sus piernas encadenadas y, por ello, apenas capaces de moverse.
La cumbia renació en Perú en los años 70. Conocida como chicha o cumbia sicodélica se le podía escuchar en los pueblos petroleros del Amazonas. Estas empresas enfrentaron a los trabajadores peruanos del petróleo con los empresarios estadounidenses, así como a la cumbia contra el rock y, en especial, el surf rock.,
Cuando era pequeña a fines de los años 90, la economía argentina estaba viviendo un auge y recibíamos oleadas de inmigrantes de Perú y Bolivia. Yo crecí en un vecindario e inmigrantes y recuerdo pasar caminando por las casas y escuchar el sonido de la cumbia a todo volumen, pero la ignoraba y francamente trataba de ignorarlas. Pero, ¿quién soy yo para no querer ver a los ojos de mi propia fealdad, en lugar de rechazarla? Para serles honesta, estuve demasiado ocupada tratando de ser cool (léase no latina)., Tampoco contribuía en nada a mis intereses preadolescentes que se supiera entre mis compañeros de clase (a cuya clase social aspiraba pertenecer algún día) que yo venía de un barrio donde hasta podías oír cumbia en las calles.
Después, al empezar a enredarme en el desorden que es la pubertad, en el país empezó a caer en un caos violento. Perdido en algún lugar de aquellos días, cuando apenas sentía mi pecho empezar a «dibujarse», escuché una cumbia por primera vez. Realmente escuché., Era un nuevo ritmo llamado cumbia villera, versión recortada, hecha bolas y más lenta de la cumbia peruana. Mi cuerpo sabía cómo moverse, y estos músicos cantaban lo que pocos políticos y asistentes se atrevían a decir pero todos sabían pero temían decir pero todos sabíamos. Mi curiosidad me llevó a empezar a escuchar otros tipos de música, como la música ranchera, y el rock latino. Era tan lógico para mi y para mi cuerpo , aunque no supiera que lo que estaba sintiendo se resumía en siglos de ADN musical., Aunque todavía no aprendía que las batallas se heredan y que no reniegas de tus ancestros, ya lo sentía. Lo sentía.
Era mi columna vertebral.